10 may 2012

Las velas, juego intenso en el BDSM, (1era parte)...

Una sumisa se encuentra atada de rodillas sobre la cama, vestida únicamente con unas sensuales medias en color negro y encaje, liguero y unas zapatillas en negro charol, brillantes, el brillo de varias velas iluminan la habitación, dándole un ambiente de sensualidad, misterio, complementado con la esencia del incienso, un delicado aroma a sándalo, que invade el alma de la persona que lo huele. La cama esta delicadamente arreglada, cubierta por sabanas de negro satín, los minutos pasan, a lo lejos se puede escuchar el sonido del reloj -tic, tac, tic, tac-, ella gime despacio, trata de liberarse de sus ataduras... pero no lo logra, lo vuelve a intentar; pero todo su esfuerzo es en vano, su vista se encuentra bloqueada, no puede ver nada y gracias a un antifaz en piel color negro, solo puede confiar en su sentido del oído, que al pasar el tiempo se agudiza mucho más, estando al tanto de cualquier sonido que se escuche alrededor de ella; sus labios se encuentran muy húmedos, la saliva sale de manera pausada y sin control, cayendo sobre sus pechos, una mordaza... una pelota de rojo carmín brilla por la humedad emanada de su boca, la estampa es asombrosa y de intensa excitación, el ambiente a media luz es totalmente erótica y a lo lejos, una sombra la contempla desde una silla, se levanta y se dirige hacia ella,  acercándose hacia la cama, tomando una vela de las que ilumina  la habitación; la respiración de la chica se acelera, sus ansias aumentan con cada paso que se escucha, que se acerca hacia ella, no se escucha ni un solo sonido, todo es silencio.


Cada gota de cera, cae sobre la piel de la chica, ella reacciona a cada una, la intensidad del calor hace mella dentro de su alma y sus gustos de sentir algo diferente, la cera líquida recorre de manera lenta sobre sus pezones y pechos, cada cm los disfruta... sus gemidos lo dicen todo -¿te gusta mucho, verdad, zorrita?- susurra su amo en los oídos, la chica gime y asentándole con la cabeza, ella lo desea de manera intensa, su mano acaricia su cabello, pasando sus dedos por el, hasta sobar su cabeza de manera delicada para acto seguido tomarla fuertemente hacia atrás, ella gime de dolor - mmmghhhh-, acto seguido, la besa por encima de la mordaza, ella le corresponde, pero no lo logra, la pelota de la mordaza de rojo carmín se lo impide, intenta pasar su lengua por un lado de ella, totalmente desesperada intenta unir su lengua con la de su dominante. Su dominante, la libera de la mordaza -No quiero que la zorrita se resfrié con tanta saliva que esta dejando salir de su boquita-, acto seguido, le retira la mordaza, un beso demasiado profundo es lo que hacen ahora, juntando sus lenguas, jugando con ellas, disfrutando el contacto de los labios. La cera cae de nuevo, ahora sobre los muslos, -aghh- ella gime, -sigue besando zorrita, si dejas de hacerlo mientras dejo caer la cera, seras duramente castigada, ¿entendido?- le indica - Entendido, Amo- le dice la chica. -¡hazlo! sigue besando-, la cera sigue cayendo por sus muslos, abdomen y pechos, cada beso que ella da, lo disfruta con mucha intensidad y compartiendo el mismo calor de los labios de su dominante. Esa noche, sabia lo que era disfrutar la cera caliente, sentir esa sensación de un calor recorriendo toda su piel, de seguro, seguirá disfrutándolo por mucho tiempo combinándolo con otros placeres que únicamente los tiene el BDSM.

 Conociendo algo de las velas y sus características:

El juego con las velas, es una de las prácticas más comunmente conocidas dentro del ambiente del BDSM, por su amplia facilidad y que de manera versatíl se puede realizar durante las sesiones, aparte de que existe la posibilidad de experimentar sensaciones y sentimientos tan intensos dentro de una sesión, quízas pueda ser causa para una escena muy simple o compleja, pero antes de realizarla, tener una planeación muy bien cuidada.

Actualmente existen una amplia variedad de tipos de velas, pero debemos de tener la seguridad de poder escojer la vela correcta, no todas son las ideales para lo que pretendemos. Debemos de tener bien claro y presente en nuestra elección de velas, es que el grado de calor y goteo, varía mucho dependiento de los materiales en que fueron fabricadas las velas, es decir, influye mucho si son velas hechas con pura parafina a diferencia de otra hecha con cera de abejas, o las de gel (no recomendables), debido a que el material se quema muy rápido y pueda causar una quemadura muy intensa en la piel de la persona a que le apliquemos.

Jugando con cera en la espalda de una sumisa.

Otro detalle a tomar muy en cuenta, es que las velas con aroma y con colores, afecta mucho en el comportamiento del calor retenido en la cera, explicare de manera general y mencionarlo como una regla general en cuanto al uso de ellas durante las sesiones:

"Los colores más obscuros, son los que se quemarán a una temperatura más alta que los colores claros."
El comportamiento de las velas al quemarse es lo que marca la diferencia en cuanto a las formas y marcas comerciales, cada una de ellas tienen diferentes formulas al fabricarse, por lo que se quemarán a diferentes temperaturas, por lo que es importante conocer el grado de calor que puedan dar las velas que vamos a elegir. El elegir una vela que retenga un calor y temperatura constante en la cera al ser derramada sobre el cuerpo de la persona, es un punto muy importante.

En el momento de estar completamente seguros de que es la vela que estamos buscando, siempre es recomendable experimentar en uno mismo antes de utilizarla en las sesiones. Lo que se recomienda es aplicar algo de cera caliente sobre la palma de la mano, con la cual nos servirá mucho de referencia la intensidad del calor que pueden tener nuestras velas. No todas las partes del cuerpo tienen la misma sensibilidad en poder tolerar la cera caliente y resistencia al calor; por sentido común y tomarlo en cuenta, es no aplicar cera caliente en párpados, rostro ni en zonas extremadamente sensibles al calor, ej. la parte interna de los muslos y los antebrazos.