1 dic 2011

Momificación, el placer de las vendas I (primera parte)...

El hablar de la momificación, puede ser un tema un tanto escabroso o simplemente de dar miedo, por el simple hecho del significado de la palabra y a la acción que nos puede venir a la mente, que viene en relación de los antiguos egipcios en la forma en como usaban esta técnica para sepultar y conservar a sus muertos; Pero en la actualidad, esta actividad volvió para ponerse muy de moda entre algunos círculos de BDSM, dándole una perspectiva muy diferente.

La momificación en el BDSM, es una técnica que muy pocas personas se animan a hacerla realidad o simplemente, la experimentan personas muy atrevidas que buscan emociones y sensaciones muy diferentes. Si se conoce muy bien el fundamento de esta actividad, puede sacar mucho provecho en cuanto al sentir placer de una manera muy sencilla y distinta.

Esta actividad exclusiva del BDSM tiene un poco de relación con el bondage, porque en realidad la momificación consiste en envolver todo el cuerpo de la persona sumisa (de pies a cabeza), utilizando vendas, cinta para ducto, kleen pack (el plástico que sirve para envolver alimentos), o si sé es un dominante muy sofisticado, pueden usar un traje zentai modificado.

Las sensaciones que experimenta una persona momificada, se podrían describir como una serie de emociones y euforia muy diferentes que en forma habitual sentiría al estar atada con un antifaz o alguna otra actividad que estimule la imaginación, lo que realmente destaca mucho, es la privación de los sentidos, donde el sentido de la vista, el escuchar y el sentir se ven limitados a los caprichos de su dominante y a la vez se intensifican, debido a que únicamente se centra la atención de la persona sumisa en "sentir", el dominante es quien lleva las riendas y las acciones (en mutuo acuerdo), de las actividades que se estén haciendo dentro de la sesión. Puede echar mano de vibradores, algunas caricias intensas en el cuerpo de la persona sumisa que estará cubierta y completamente inmovilizada.

Al tener a una persona momificada sobre la cama o algún colchón o lugar cómodo para este tipo de juegos, invita a jugar con nuestra "momia", acercándose a ella, hacerla rodar, acariciarla, hacer que experimente nuestra presencia y hacerle sentir que es de nuestra pertenencia, que está totalmente vulnerable a los deseos de su dominante y no le queda otra salida más que entregar su voluntad, cuerpo y alma.

atte,
Carla Regina López Ruelas.